Extraido y editado de Radio Beethoven.
Entre las cuatro decenas de títulos que conforman el gran legado operístico de Rossini son aquellos de carácter cómico o bufo los que por concitar un mayor interés se han encargado de dar el masivo conocimiento y proyección a su figura, habiendo relegado por mucho tiempo su producción de óperas serias.
Es indudable que “El barbero de Sevilla”, ópera que es considerada la obra maestra de Rossini, seguida por “La italiana en Argel”, “La cenicienta” y “El turco en Italia”, todas pertenecientes al género bufo, han desviado una marcada atención sólo hacia una faceta de la creatividad de la lírica rossiniana. Poco a poco, sin embargo, ha ido creciendo la valoración de Gioacchino Rossini en el ámbito serio, donde hay obras de sólida factura y calidad, como “Guillermo Tell”, “Tancredo” “Otello”, “Moisés en Egipto” “Semiramis” o “La mujer del lago”.
Constituye un hecho muy destacable en la historia de la música el que Rossini, que vivió 76 años, haya deteniendo prematuramente su labor de compositor de óperas, a los 37. Esa vasta producción de cuatro decenas de títulos para el teatro lírico surgió de un corto período de 17 años, comprendido entre 1812 y 1829, el año “Guillermo Tell”, su última ópera.
Si bien operas bufas y óperas serias se fueron dando en forma alternada a lo largo de ese corto tramo creativo, entre 1815 y 1822 vino un momento muy especial en que Rossini compuso nueve óperas serias para el Teatro San Carlos de Nápoles. El 27 de marzo de 1819 Rossini estrenó “Ermione” en Nápoles y un mes después viajó a Venecia a estrenar “Eduardo y Cristina”.
En junio el compositor estaba nuevamente en Nápoles para comenzar a trabajar en una nueva ópera para el Teatro San Carlos. Ésta sería “La donna del lago”, con un libreto de Andrea Leone Tottola, basado en el poema narrativo homónimo “The lady of the lake” de Sir Walter Scott, escrito una década antes
Nada de este escritor inglés había sido publicado aún en italiano y fue una traducción francesa del citado poema la que conoció Rossini, provocando el inmediato entusiasmo para convertirlo en ópera. La fuente con que trabajó Tottola sería una posterior traducción realizada por Melchiorre Cesarotti.
“La donna del lago” fue la primera de muchas óperas de diversos compositores inspiradas en la pluma de Scott, escritor que estaría presente quince años más tarde en la famosísima “Lucia di Lammermoor” de Gaetano Donizetti.
La labor musical de Rossini fue, como muchas veces sucedió en su vida, muy apresurada, existiendo la certeza de que éste contó con la colaboración de un ayudante en algunas tareas secundarias de la composición. Su identidad hoy no se conoce.
Esta premura atrasó varias veces la fecha original del estreno, fijada en un principio para fines de septiembre, por lo que “La mujer del lago” finalmente tuvo su premiere el 24 de octubre de 1819 en el señalado teatro napolitano, ante una masiva pero indiferente audiencia que, según anotó un diario de la época, “sólo reaccionó con mayor entusiasmo en la escena final”.
La segunda representación tuvo una acogida más cálida y desde entonces la ópera comenzó a acrecentar paulatinamente su popularidad, llegando a estar en el repertorio del Teatro San Carlos en las 9 temporadas siguientes.
Antes de transcurridos los cinco años del estreno, “La mujer del lago” ya había llegado a una docena de ciudades europeas.
Después de 1860 la obra desapareció de los escenarios, casi por un siglo, ya que en 1958 tuvo una exhumación, y un claro afán por mantenerla viva, con notables representaciones y grabaciones discográficas.
Debe anotarse que en esta ópera una vez más se da el curioso fenómeno de tener un rol travesti: Malcolm, un personaje masculino, debe ser abordado por una mujer con voz de mezzosoprano
ARGUMENTO
La trama de “La mujer del lago” tiene un trasfondo histórico, más aun cuando uno de sus personajes es el rey Escocia.
La historia se emplaza en Escocia, en 1530, en el marco de la rebelión de los Highlanders de Stirling contra el Rey Jacobo V. Douglas de Anjou, en otros tiempos preceptor del Rey, ha sido desterrado del reino y ha tenido que huir a las montañas junto a su hija Elena. Aquí, Douglas se ha ganado la protección de Rodrigo, el jefe de los rebeldes Rodrigo a quien en gratitud ha ofrecido la mano de Elena, sin darse cuenta de que en el intertanto la muchacha se ha enamorado del joven Malcolm Graeme. Desesperada, Elena pasa las horas tendida junto a la ribera del Lago Katrine, ganándose así el apodo de “La mujer del lago” entre la gente del lugar.
Acto primero
Sabedor de la belleza de la misteriosa “Mujer del lago” el rey sale en su búsqueda aprovechando una jornada de cacería. El monarca viste con ropas de cazador y adopta el faso nombre de Uberto. Ya apartado de quienes lo acompañan, el Rey encuentra a Elena y ante ella finge haber perdido su ruta, En el acto queda prendado de ella y de su generosidad al ofrecerle refugio. Incluso al darse cuenta de que la muchacha lo está llevando a territorios que le son hostiles y ella decirle que su padre es Douglas d’Anjou, el falso Uberto no toma conciencia de esos problemas y le confiesa su amor.
Un grupo de amigos de Elena se junta para celebrar el próximo matrimonio de la muchacha con Rodrigo, ignorantes de que ellos están despertando los temores de Elena y los celos del Rey. En respuesta a las preguntas de éste, Elena confiesa su desgracia, sin revelar su causa, alimentando así inconscientemente sus esperanzas.
Pero Uberto debe ahora regresar con su gente y es conducido por una amiga de Elena al otro lado del lago. Cuando ya se han alejado, aparece Malcolm. quien expresa su amor y sus esperanzas pero también sus temores a causa del curso que han tomado las cosas.
Llega Douglas y Malcolm se esconde y escucha cómo éste urge a su hija a casarse con Rodrigo. También oye como Elena trata de dar excusas para ganar tiempo y cómo el padre luego estalla en rabia. Malcolm emerge de su escondite y tiene un amoroso encuentro con Elena.
Pero llega Rodrigo y el ejército de los rebeldes. Se lleva a cabo una ceremonia en medio de la cual una luz ilumina el cielo, hecho que se toma como de buen augurio. Rodrigo y Malcolm ya tienen claro que son rivales, pero no hay tiempo para ocuparse de asuntos personales. Los rebeldes entonces avanzan sobre el enemigo con canciones y coros de victoria.
Acto segundo
El Rey Jacobo V, todavía bajo la apariencia de Uberto, ha regresado al lago para ver a Elena y confesarle su amor. Pero Elena lo rechaza, diciéndole que su corazón pertenece a otro hombre. Uberto entonces le obsequia un anillo como regalo de despedida, diciéndole que si alguna vez ella o alguien de su entorno está en peligro ese anillo le será de mucha utilidad pues le traerá la ayuda del Rey.
Muy entristecido Uberto se prepara para partir cuando llega Rodrigo, quien ve en Uberto a un claro rival. Uberto y Rodrigo se baten a duelo y Rodrigo muere.
En el intertanto las tropas reales han llegado al territorio de los rebeldes. Malcolm regresa, pues desea proteger a Elena de los soldados del Rey. Los rebeldes han sido abatidos y lamentan la muerte de su líder Rodrigo Douglas, por su parte, se ha rendido, pretendiendo así salvar a su familia.
Malcolm se entera que Elena ha ido a pedir ayuda al Rey. Cuando ésta llega al palacio escucha a Uberto cantando su amor por ella. Elena pide a Uberto que lo conduzca ante el monarca y éste confiesa que él mismo es el Rey y viendo el anillo que lleva la muchacha cumple su promesa, perdonando a Douglas y sus seguidores.
Malcolm es el único excluido del perdón general y el Rey lo manda llamar. Todos creen que Malcolm será castigado, pero en vez de eso el Rey le da una valioso collar de piedras preciosas y la mano de Elena en matrimonio. La ópera tiene así un buen término, con la alegría de todos por la feliz pareja.