El trabajo de Rossini en el género operático comenzó en 1810, cuando éste tenía 18 años. Sus primeras incursiones o fueron fracasos o conocieron un éxito más bien moderado. Entre ellas están las cinco óperas cómicas en un acto compuestas para el Teatro San Moisés de Venecia. “La escala de seda” y “El señor Bruscchino” son los títulos más conocidos de esta serie.
1813 sería entonces el año que marca el inicio de una etapa más sólida, con el estreno en Venecia de “Tancredo” y “La italiana en Argel“, obras maestras para el género serio y bufo, respectivamente. “El barbero de Sevilla”, cima de la creación rossiniana, vendría en 1816.
La composición de “La italiana en Argel” fue una solicitud, casi un pedido de auxilio, de parte del urgido empresario del Teatro San Benedetto de Venecia, quien no veía sino en una nueva ópera de Gioacchino Rossini la posibilidad de repuntar ante una serie de fracasos que ese teatro había vivido en los primeros meses de 1813.
Frente a esta máxima urgencia no ha de extrañar que Rossini haya recurrido al arreglo de un libreto ya existente, proveniente del que Angelo Anelli había escrito para una ópera del compositor Luigi Mosca, estrenada en Milán en 1808.
No está del todo aclarado quien revisó ese libreto, pudiendo haber sido el mismo Anelli u otros, como Giuseppe Foppa, Gaetano Rossi (el libretista de “Tancredo”) o Azio Corghi.
Por tener que cumplir con un plazo muy cercano que el Teatro San Benedetto fijaba como impostergable, el trabajo de composición fue extremadamente acelerado. Así, mientras algunos documentos afirman que Rossini tardó sólo 20 días en su tarea, otros señalan que fue de 27.
Sea lo uno o lo otro, está claro que tan breve lapso marca todo un récord, dada la calidad del trabajo resultante.
Rossini repetiría esta proeza tres años después con “El barbero de Sevilla”, la joya más preciada de la ópera bufa, escrita en un plazo aun menor.
El argumento de “La italiana en Argel” está inspirado, según parece, en la leyenda de una esclava de Solimám el Magnífico, llamada Roxelana. Otras fuentes señalan que el tema proviene de un hecho registrado por diarios italianos de principios del siglo 19, los cuales afectaron a una joven aristócrata que fue raptada por corsarios turcos.
Se dice que “La italiana en Argel” de Gioacchino Rossini es una suerte de negativo fotográfico de “El rapto en el serrallo” de Mozart, pues se dan situaciones muy parecidas, pero invirtiendo el sexo de sus artífices.
La ópera fue estrenada el 22 de mayo de 1813 en el señalado Teatro San Benedetto de Venecia con un resonante éxito, consolidando a Rossini como un gran compositor, no obstante su edad de 21 años.
ARGUMENTO
En dos actos, “La italiana en Argel” toma lugar en época no precisada, en la corte y el harem de Mustafá, Bey de Argel en el norte de Africa. Señalese que “Bey” es una acepción turca usada por varios siglos para denominar a los soberanos argelinos.
Acto primero
Mustafá ya no quiere por esposa a Elvira, y la destina a Lindoro, joven esclavo italiano que ama a una mujer de su país.
El autoritario bey exige a Haly, el capitán de sus corsarios, que le consiga una nueva esposa italiana.
Haly y sus hombres logran capturar la tripulación y los pasajeros de una nave italiana. Entre los prisioneros está Isabela, aquella enamorada de Lindoro, y también el viejo Tadeo, su incondicional adorador.
Isabela es destinada al servicio del bey, y consigue que Mustafá, fascinado por su belleza, libere a Tadeo, a quien la muchacha hace pasar por su tío.
Isabella también logra alterar los planes de Mustafá: éste continuará con su esposa y Lindoro, a quien la muchacha disimula reconocer, será su esclavo personal.
Acto segundo
En la corte de Mustafá todos están impresionados al ver que el bey ha cambiado su conducta y se ha vuelto tan dócil.
Isabella planea fugarse con Lindoro. Entretanto, Mustafá nombra a Tadeo su lugarteniente, para asegurar así su complicidad.
En otra escena, Isabella se viste a la usanza turca e impresiona a Mustafá, quien está radiante al pensar que Isabella va a nombrarlo su maridazo o gurrumino, título que, explica, le significa comer, beber y callar.
Tadeo ayuda en los preparativos del nombramiento y cree que la joven querrá huir con él.
Los esclavos italianos, ataviados de gurruminos, visten a Mustafá del mismo modo.
En un momento de farsa, Isabella y Lindoro ridiculizan al bey.
Finalmente aparece la embarcación dispuesta para la fuga de los dos jóvenes.
Tadeo comprende que estos se aman y revela el engaño a Mustafá, a quien parece no importarle la noticia, como buen gurrumino que come, bebe, duerme y calla.
De nada servirán sus imprecaciones cuando la nave haya zarpado.
Así, Mustafá vuelve a los brazos de Elvira su esposa, quien perdona al marido tan simplón e ingenuo.